Después de casi dos años de haber
decidido decirle “si” a nuestro Señor, es lamentable saber que no nos ha
servido de nada o caso es solo una tentación que el enemigo pone a nuestro
matrimonio
Me gustaría pensar que es la
segunda opción, que como estamos renovando nuestro matrimonio y con ello
nuestra familia, se nos presentan más y más pruebas, cada vez más fuertes, para
que pongamos en práctica lo que hemos aprendido, como dicen de que estamos
hechos.
Es muy difícil levantarse cuando
pareciera que todo está perdido, que sería mejor dejar las cosas por la paz y
continuar cada uno con su camino; pero eso no es lo que solucionara nuestro
problema, ¿Por qué?, porque ya conocemos que es lo que nuestro Señor quiere de
nosotros, conocemos el Plan de Dios para nuestro matrimonio y hoy después de
casi dos años es mejor volver a empezar... “porque el justo cae siete veces; y
vuelve a levantarse, pero los impíos caerán en la desgracia” proverbios 24:16.
Aquí es cuando volvemos a empezar,
con un primer paso, tener la decisión de querer continuar y reconocer que no
podemos solos, que necesitamos tomarnos de la mano de nuestro Señor para poder
lograrlo. Para ello nunca es tarde, él es un Dios de misericordia y grandes son
sus obrar.
Por esto te invito que antes que
nada digas: En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo. Amén.
Padre, en tus
manos me pongo. Haz de mí lo que quieras.
Por todo lo que
hagas de mí, te doy gracias.
Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo con tal que Tu voluntad se haga en mí y en todas tus criaturas. No deseo nada más, Dios mío.
Pongo mi alma en Tus manos, te la doy, Dios mío, con todo el ardor de mi corazón porque te amo, y es para mí una necesidad de amor el darme, el entregarme entre Tus manos sin medida, con infinita confianza, porque Tú eres mi Padre.
Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo con tal que Tu voluntad se haga en mí y en todas tus criaturas. No deseo nada más, Dios mío.
Pongo mi alma en Tus manos, te la doy, Dios mío, con todo el ardor de mi corazón porque te amo, y es para mí una necesidad de amor el darme, el entregarme entre Tus manos sin medida, con infinita confianza, porque Tú eres mi Padre.
Amén.
Recuerda que en la vida lo que aveces parece un final ... solo es un nuevo comienzo.
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